Parto con fórceps para reducir riesgos

Por (embrióloga).
Actualizado el 22/12/2011

Según publica un estudio del Obstetrics & Gynecology, diciembre del 2011 sobre las distintas opciones para dar a luz en la ciudad de Nueva York, las cesáreas aumentaron hasta un 33% desde el año 2000, comparado frente al 21% que había en los noventa.
Según este estudio esto sucede antes de que se demuestren pruebas para poder comprobara que tiene más riesgo una cesárea que un parto instrumentado y por ello el equipo de la Dra. Erika F. Werner, obstetra de la Escuela de Medicina de Johns Hopkins, en Baltimore, se puso manos a la obra con el tema de estudio.

Tras valorar cerca de 400.000 partos se dieron cuenta de que los problemas más frecuentes que se sucedían eran las convulsiones y el sangrado cerebral, también conocido como hemorragia subdural, pero que tanto con cesárea como con parto con ventosa o fórceps las frecuencia no superaba nunca el 0,5% y además la diferencia entre un modo u otro no era, ni de lejos, significativa.

Para poder saber el tipo de alumbramiento que tendrá una mujer, el obstetra que lleve el embarazo tendrá que valorar todos los parámetros que considere oportuno, entre ellos el transcurso del embarazo, la constitución de la futura madre, la posición y peso del niño en la placenta, puesto que de entrada podrían solventarse muchos problemas que podrían tener consecuencias fatales en caso de no poder solucionarse.

La cesárea no suele dar problemas añadidos. Los partos, a veces pueden instrumentalizarse con distintos materiales como ventosa o forceps obstétrico, pero eso se verá según el transcurso del parto y la pauta que siga el especialista que lo lleve.

¿Qué es el Fórceps?

El primero en utilizarlo fue Hipócrates al tirar de la cabeza de un feto con las manos.
Asicena cerca del año 1000 refirió por escrito la extracción con fórceps de un niño vivo. En 1580 Chamberlen invento las bases del fórceps moderno. En 1720 Palfyn presento una serie de fórceps para extraer al feto sin mutilación. En 1753 Vischer Vander Poll compraron el secreto de los fórceps y lo hicieron público.

El fórceps obstétrico es un instrumento diseñado para ayudar a que salga la cabeza del feto fuera del canal vaginal. Está compuesto de dos cucharas grandes, como si fueran para ensalada. Solo se utiliza para acelerar el parto o para corregir la posición entre la cabeza del bebé y la pelvis de la madre, que pueda interferir en el descenso de la cabeza del niño/a.

Por el contrario la ventosa, es una copa plástica que se adhiere a la cabeza del bebé por succión, la cual tiene un asa para poder manejarla por el médico.

El utilizar un método u otro depende exclusivamente del médico que los asiste, y aunque puede resultar tentando el utilizarlos está asociado con desgarramientos más severos y más problemas urinarios y de vejiga para mamá, sin contar con los chichones o moretones que pueden realizársele al bebé a través del canal vaginal.

El uso del fórceps en el parto natural

Su uso está bastante restringido, de hecho se limita para cuando existen complicaciones durante el periodo expulsivo como la Inercia Uterina, o dicho de otra forma, prolongación del periodo expulsivo, que evitan que la rotación de la cabeza no se haga con normalidad. También se utiliza a veces, cuando se ve claro que hay un sufrimiento fetal o la madre está muy cansada como para seguir empujando, o incluso es peligroso que lo siga haciendo.

Debería de utilizarse cuando se necesita acortar el periodo expulsivo porque la madre padezca algún trastorno asociado como podría ser una cardiopatía, aneurismas, alguna patología oftálmica, trastornos hipertensivos controlados, etc.

El fórceps en las cesáreas

La principal indicación para el uso del forceps durante una cesárea es asistir a la extracción de la cabeza fetal cuando se presentan dificultades.

El problema radica en que esta situación sólo se hace evidente durante el transcurso del procedimiento. Sin embargo, existen algunas condiciones que deberían tenerse en cuenta, porque esto puede darnos pistas sobre su posible uso, como son los siguientes:

  • Cesárea en etapas anteriores a la semana 37 de embarazo
  • Ausencia de trabajo de parto activo
  • Incisión de Pfannienstiel

En embarazos de menos de 37 semanas, no se ha formado el segmento uterino inferior, por lo que se recomienda que las espátulas formen parte del instrumental quirúrgico. Una consideración similar existe cuando no hay trabajo de parto activo, por lo cual la presentación está flotante y el segmento uterino no se ha adelgazado.

Por último, es posible que la mayor tendencia a efectuar la incisión abdominal según la técnica de Pfannenstiel, que reduce el campo operatorio, sea un motivo que haya contribuido al mayor número de procedimientos donde se emplean espátulas, especialmente en el caso de cesáreas iterativas.

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Autor

 Laura Gil Aliaga
Laura Gil Aliaga
Embrióloga
Licenciada en Biología y Bioquímica por la Universidad Miguel Hernández de Elche y la Universidad de Alicante (UA). Máster Universitario en Biología de la Reproducción Humana Asistida. Embrióloga en clínica UR Vistahermosa (Alicante) Más sobre Laura Gil Aliaga

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