— Solo he venido a acompañar a mi mujer, a mí no me pasa nada... No es cosa mía. ¿Te resultan familiares este tipo de comentarios?
En lo que respecta a la temática reproductiva, la sociedad ha evolucionado y evoluciona. Así, estos comentarios son en muchos casos reliquias del pasado. La infertilidad se contempla cada vez más como un problema a superar en equipo, en el que ambos miembros de la pareja trabajan por un objetivo común. Por lo tanto, ¿por qué no reflejar en este espacio las implicaciones que tiene este apoyo mutuo en el éxito del tratamiento?
A continuación tienes un índice con los 4 puntos que vamos a tratar en este artículo.
¿Reaccionan de forma distinta hombres y mujeres?
Gracias a las técnicas de reproducción asistida, muchas parejas y mujeres solas son capaces de hacer realidad su sueño de ser madres y padres. Cada ciclo de reproducción lleva consigo un coste físico y emocional que no hay que menospreciar.
Los hombres y las mujeres, a grandes rasgos, afrontan el diagnóstico de infertilidad de modo distinto, mientras las mujeres tienden a exteriorizar sus sentimientos, hay un porcentaje de la sociedad masculina que tiende a ser más reservado al respecto, independientemente de qué miembro de la pareja es quien tiene dificultades para lograr embarazo. Esto puede extrapolarse a las parejas homosexuales, si ambos miembros viven de forma distinta el tratamiento.
Una estimulación puede ser cosa de dos
En un ciclo de reproducción asistida, la mujer se ve sometida a un desgaste físico sostenido en el tiempo, que se incrementa de manera exponencial si se requieren varios ciclos para lograr embarazo.
Según la doctora Vernaeve, de la clínica Eugin Barcelona, el apoyo de la pareja es crucial, el acompañamiento y acercamiento a la mujer hacen que ella no se sienta sola ante el tratamiento.
Aunque sea ella quien recibe la medicación físicamente, conceptualmente, es un tratamiento de la pareja. Por ello, es aconsejable que el hombre forme parte del proceso en todos los sentidos, tanto a la hora de preparar y administrar la medicación como en el momento de acompañarla, siempre que sea posible, a las visitas y procedimientos médico-quirúrgicos necesarios.
Tal y como explica la psicóloga Dolors Cirera:
Es fundamental establecer una comunicación emocional fluida entre el hombre y la mujer.
Como conclusión, los profesionales de Eugin se ponen de acuerdo en afirmar que:
Si bien los inicios son importantes, también lo es finalizar los tratamientos en un buen clima de pareja, ya sea con o sin hijos.
El entorno hace mucho
Existen investigaciones que afirman que la positividad frente a un tratamiento de fertilidad no provoca un mejor resultado clínico por sí mismo, pero está claro que el apoyo de la familia y mucho más la actitud de la pareja frente al arduo proceso de un ciclo de reproducción asistida es clave.
De esto modo, la mujer que se está sometiendo a las diversas fases de un ciclo reproductivo se encontrará con fuerzas externas que la sostengan cuando flaquee o, en cambio, no se sentirá respaldada y abandonará la consecución del embarazo.
Un entorno pro-embarazo y una pareja que entienda la reproducción asistida como un proyecto en común será una ayuda más para conseguir el objetivo final: un hermoso niño sano en casa.
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Autores y colaboradores

Magnífico artículo. Claro, documentado, conciso, informativo, instructivo y concienciador. Buen trabajo Laura Garrido.