Si bien en el varón no se produce nunca un cese en la producción de gametos, numerosos estudios han demostrado que hay un descenso en la calidad espermática relacionado directamente con la edad del varón, aunque no es tan drástico como lo sería en el caso femenino.
Entre los 40 y los 70 años se inicia un proceso gradual de disminución en la producción de testosterona, que repercute finalmente en la calidad espermática, entendida como una disminución del volumen, de la movilidad y la morfología de los espermatozoides, junto al daño en el ADN espermático.
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