Para dar respuesta a esta pregunta primero sería interesante dejar claro un concepto equivocado que se ha ido estableciendo en la población general y que es desde toda perspectiva un mito. Ningún tratamiento de fertilidad (FIV, ICSI, donación de óvulos o espermatozoides) es una indicación por sí mismo de un parto por cesárea, si bien la forma de la concepción puede modificar los factores de riesgo de un embarazo, ninguna de ellas hace que estos riesgos se disminuyan con una cesárea.
Entrando en el resto del contexto de la pregunta, entraremos a evaluar el antecedente de la cesárea previa en la vía de parto de la nueva gestación. Una cesárea, aunque es un procedimiento rutinario en el que los especialistas se sienten muy confiados y seguros al hacerlo, es un procedimiento que requiere que el útero genere una cicatriz en el área de la incisión que se uso para extraer el bebe. Este proceso de cicatrización se aconseja que sea mínimo de un año antes de un nuevo embarazo, con la intención de que esta cicatriz pueda soportar las tensiones y presiones de un nuevo embarazo y el parto en el futuro.
Al momento de tomar la decisión de la vía de parto también cabe aclarar que una única cesárea previa no es una indicación absoluta de cesárea para el nuevo parto, pero si puede ser una indicación relativa para ella, es decir el profesional debe discutir con la paciente los riesgos que un parto natural posterior a una cesárea (Ruptura del útero dentro del parto menor al 2%, mayor riesgo de complicaciones en la cesárea en caso de una cesárea urgente) y que una nueva cesárea implican (lesiones de órganos vecinos, sangrados abundantes, alto riesgo de un siguiente embarazo en caso de querer más hijos). Con esta información la paciente puede y debe decidir la vía del parto de su preferencia, todo esto totalmente ajeno a la vía a través de la cual la paciente se ha embarazado de nuevo