Éxito de la reproducción asistida en función de la obesidad y el consumo de alcohol

Por (embrióloga).
Actualizado el 03/02/2010

Recientemente se ha publicado en la revista científica Human Reproduction, revista habitual en el ámbito de la reproducción asistida, un artículo donde la Sociedad Europea de Reproducción Asistida (ESHRE) aconseja a los profesionales que no realicen tratamientos de reproducción a pacientes obesas, sin intención de adelgazar y a aquellas que ingieren alcohol por encima de la tasa recomendada, ya que estas pacientes tienen mal pronóstico y bajas tasas de embarazo además de los riesgos asociados para la madre y el futuro bebé.

La obesidad dentro de la reproducción o la ginecología está asociada directa o indirectamente, a través de otras enfermedades como el SOP (Síndrome de ovario poliquístico), con abortos, trastornos en la menstruación, infertilidad y complicaciones durante el embarazo.

Estas pacientes que tienen un índice de masa corporal (IMC) elevado por encima de 29,9 según la Organización Mundial de la Salud (OMS), presentan 3 veces más probabilidades de padecer infertilidad o esterilidad tanto en ciclos naturales como en los de reproducción asistida.

Además, si se someten a técnicas de reproducción asistida, estas mujeres presentan resistencia a las gonadotropinas, que son las hormonas usadas en los diferentes tratamientos, lo que las conlleva a necesitar altas dosis de medicación por su baja respuesta y esto se traduce en un número menor de ovocitos obtenidos y de peor calidad.

Si quedan embarazadas tienen el doble de riesgo de presentar diabetes gestacional (DG) durante el embarazo y este riesgo aumenta según incrementa el IMC, llegando hasta 8 veces más en pacientes con obesidad mórbida. El riesgo de padecer defectos congénitos también es elevado, un 80% más y un 30% para las anomalías cardiovasculares.

En lo que respecta al alcohol, aquellas mujeres que consumen alcohol en exceso corren el riesgo de sufrir amenorrea (falta de menstruación), presentan un desarrollo anormal del endometrio e hiperprolactinemia. Todo esto asociado a la infertilidad y riesgo de abortos espontáneos.

Las consecuencias del alcohol también recaen sobre el feto, donde puede aparecer retraso mental, retraso en el crecimiento y entre 30-40% de los bebés nacidos de estas madres presentan anomalías en el cerebro y defectos congénitos en el corazón.

En cuanto a otro de los tóxicos que influyen a la hora de tener un hijo, el tabaco, la ESHRE ha recordado que las mujeres que fuman tabaco tardan más tiempo en quedarse embarazadas y presentan un riesgo más elevado de sufrir abortos espontáneos.

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Autor

 Teresa Rubio Asensio
Teresa Rubio Asensio
Embrióloga
Máster Universitario en Medicina y Genética Reproductivas por la Universidad Miguel Hernández de Elche (UHM). Profesora de cursos de Embriología Clínica en la UHM. Miembro y redactora de contenidos científicos en ASEBIR y ASPROIN. Embrióloga especialista en Medicina Reproductiva en UR Virgen de la Vega. Más sobre Teresa Rubio Asensio

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