Clínica de Fertilidad Velázquez responde a nuestros lectores
Para poder realizar una inseminación artificial o IA es necesario que la muestra de semen del varón cumpla ciertos requisitos mínimos, ya que, de lo contrario, las probabilidades de conseguir gestación serán menores. Para que una muestra de semen sea apta para IA sería necesario que fuese normozoospérmica.
En caso de que tuviese alguna alteración en la concentración de espermatozoides (oligozoospermia), su movilidad (astenozoospermia), en su morfología (teratozoospermia) o cualquier combinación de estas, no se debería realizar una IA.
Si bien, es posible que una muestra normozoospérmica en un seminograma previo cambie y disminuya ligeramente de calidad el mismo día de la realización de la IA porque haya disminuido la cantidad de espermatozoides en el eyaculado (oligozoospermia). Dada esta situación, habrá que valorar si lo conveniente es seguir adelante con la IA o cancelar el ciclo.
En las clínicas de Reproducción Asistida, cuando se realiza un tratamiento de FIV se obtiene un número de embriones que puede ser superior a los que la mujer o pareja necesite para conseguir el número de hijos que desee. Estos embriones se mantienen criopreservados en los bancos de las clínicas hasta que los pacientes decidan qué destino quiere darles, ya que no los van a necesitar.
Puede ocurrir que una mujer o pareja se desentienda del mantenimiento de sus embriones ignorando los requerimientos de renovación del destino que debe hacer la clínica cada 2 años como mínimo (se solicita de la mujer o de la pareja progenitora la renovación o modificación del consentimiento firmado). En ese caso estaríamos hablando de embriones abandonados.
La solución que la ley estableció para dar salida a estos embriones es que, si durante dos renovaciones consecutivas fuera imposible obtener de la mujer o de la pareja progenitora la firma del consentimiento correspondiente, y se pudieran demostrar de manera fehaciente las actuaciones llevadas a cabo con el fin de obtener dicha renovación sin obtener la respuesta requerida, los embriones quedarán a disposición de los centros en los que se encuentren crioconservados, que podrán destinarlos conforme a su criterio a cualquiera de los fines establecidos por la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida, manteniendo las exigencias de confidencialidad y anonimato establecidas y la gratuidad y ausencia de ánimo de lucro.
En el caso de la infertilidad masculina de origen testicular hay dos orígenes distintos. Por un lado, está el origen congénito en el que el problema de infertilidad en el varón está presente desde el nacimiento del individuo.
Por otro lado, la infertilidad masculina por factor testicular también puede tener origen adquirido, es decir, a lo largo de la vida del varón es cuando se produce la causa de la infertilidad.
Las causas más frecuentes de infertilidad congénita masculina de causa testicular son:
- Causas genéticas
- determinadas mutaciones genéticas que pueden ser heredadas de los padres o que se producen de novo en el desarrollo embrionario. Por ejemplo, es el caso de las microdelecciones del cromosoma Y, el síndrome de Klinefelter, el síndrome de Noonna. el síndrome de Sertoli u otros.
- Alteraciones durante el desarrollo embrionario sin causa genética
- pueden ser causadas por alteraciones hormonales en el feto o en la madre, pueden ser también debidas a errores en la migración de las células germinales en la formación de las gónadas o bien porque estas células entren en apoptosis (muerte celular programada de causa desconocida). Las alteraciones en el desarrollo embrionario se podrán manifestar con agenesia testicular, disgenesia testicular, criptorquidia, oligozoospermia y/o azoospermia.

Al realizar un tratamiento de reproducción asistida con una muestra oligozoospérmica estará siempre indicado realizar una ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides) para así poder aumentar las posibilidades de que el óvulo y el espermatozoide se encuentren y, por tanto, aumentar las posibilidades de tener embriones viables para transferir al útero.
Previamente a realizar la ICSI, en el laboratorio de andrología disponemos de diferentes técnicas que nos van a permitir concentrar la cantidad de espermatozoides, para así poder encontrar más fácilmente los mejores espermatozoides para realizar la ICSI.
Dependiendo de si tenemos una oligozoospermia severa o no, podremos aplicar unas técnicas u otras, como por ejemplo una centrifugación en gradientes de densidad o la técnica de swim up que además de concentrar la cantidad de espermatozoides también seleccionan y capacitan los espermatozoides para el tratamiento de ICSI.
En caso de encontrarnos ante una oligozoospermia severa tendremos que recurrir a técnicas menos selectivas con la calidad de los espermatozoides como el lavado y concentrado simple de la muestra, a pesar de que no podamos enriquecer la muestra en mejores espermatozoides sí que podremos encontrar mejor los espermatozoides aptos para la ICSI, en estos casos es más probable que se obtenga una peor calidad embrionaria debido al factor masculino severo.
La leucospermia es la presencia de una cantidad elevada de leucocitos en una muestra seminal. Según estableció la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2010, tiene que haber más de 1 millón de leucocitos por mililitro de semen para que se diagnostique una leucospermia. Para ello, habría que realizar un seminograma en un centro especializado.
La presencia de leucocitos en la muestra es indicativo de que existe una infección o inflamación del tracto urinario o de las vías seminales y se puede producir una disminución de la calidad de la muestra seminal debido a que los leucocitos expulsan especies reactivas del oxígeno para intentar eliminar a los patógenos que se encuentren produciendo la infección.
Para diagnosticar qué tipo de patógeno está produciendo la infección, habría que enviar una muestra de semen y otra de orina del paciente a analizar al laboratorio de microbiología donde realizarán un cultivo de ambos. De esta forma se pueda determinar qué microorganismo es y cuál sería el antibiótico indicado para combatir la infección.
Una vez identificado el microorganismo, se procederá a recetar al paciente el antibiótico indicado. Cuando haya pasado un tiempo después de completar el tratamiento, se podrá repetir el seminograma para valorar si ha disminuido la cantidad de leucocitos en la muestra. Por tanto, la leucospermia es una alteración reversible que no tiene por qué ser motivo de esterilidad permanente.
La edad de la mujer receptora sí influye en las tasas de éxito de los ciclos de donación de ovocitos ya que algunos estudios han detectados cambios a nivel uterino con la edad que pueden ser responsables de la disminución de las tasas de implantación embrionaria de forma más marcada a partir de los 45 años.
Aproximadamente una de cada cinco gestaciones se interrumpen en el primer trimestre y se suceden de gestaciones posteriores normales.
En caso de dos o más abortos, sí es recomendable realizar un estudio completo a ambos miembros de la pareja para diagnosticar posibles causas y pautar tratamientos indicados.
El tratamiento para la estimulación ovárica suele durar de 8- 11 días pero depende de cada paciente y de la respuesta a la medicación de la misma. Lo importante es realizar ecografías de control para mantener la medicación el tiempo indicado y de esta forma conseguir la mejor respuesta posible para cada paciente.
La dosis de cetrotide es la misma, lo que varía de unas pacientes a otras es la duración del tratamiento con este fármaco en base a los días de estimulación ovárica.
El principio activo de la píldora postcoital es el levonorgestrel. Es importante tomarla dentro de las primeras 72 horas tras la relación sexual sin protección. Se puede adquirir en farmacias sin prescripción médica.
La velocidad de desarrollo fetal es independiente de si se trata de una gestación conseguida de forma natural o mediante técnicas de reproducción asistida. Otro concepto distinto sería el crecimiento fetal en relación a las semanas de gestación que puede verse influenciado por múltiples factores y se ha descrito una mayor incidencia de retraso de crecimiento intrauterino en gestaciones secundarias a técnicas de fertilidad en relación con gestaciones espontáneas.
La infertilidad masculina normalmente cursa de forma asintomática y las causas que la producen se diagnostican tras realizar una correcta historia clínica del paciente con antecedentes personales y familiares y solicitar las pruebas complementarias indicadas.
El sangrado postimplantación suele aparecer días después de la transferencia embrionaria y normalmente se trata de un sangrado vaginal en cantidad menor que regla.
La menstruación aparece en caso de no éxito de tratamiento por lo menos una semana después de la transferencia embrionaria y la cantidad del sangrado es mayor.
De acuerdo a los límites de referencia para el análisis de las muestras seminales establecidos por la OMS, una muestra de semen se considera como normal cuando presenta un mínimo de 15 millones de espermatozoides por mililitro y 39 millones de espermatozoides en el eyaculado.
Cabe decir que a pesar de ser estos los valores de referencia para poder clasificar una muestra de semen como normal, esto no quiere decir que varones con muestras de semen por debajo de estos valores sean infértiles.
Es cierto que una vez realizada la transferencia embrionaria y llegado el momento de la implantación del embrión en el endometrio, es posible que se produzca un ligero sangrado como resultado del paso del catéter de transferencia a través del cuello uterino o debido a la invasión del endometrio por parte del embrión transferido.
La presencia de un sangrado posterior a la transferencia embrionaria, por si misma, no es indicativo ni de que se vaya a producir embarazo ni de lo contrario, habrá que esperar a la realización de la prueba de gestación para poder afirmar la obtención de resultado positivo o negativo.
La Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida, permite la maternidad sin la necesidad de una pareja masculina. La posibilidad de conseguir gestación mediante la técnica de IA con semen de donante anónimo está determinada por las características personales de cada paciente. Sus tasas de éxito están asociadas a la inexistencia de una patología tubárica previa y a la edad de la paciente.
La evidencia existente actualmente indica que realizando cultivo embrionario hasta día 5-6 de desarrollo se consigue un aumento en la tasa de gestación tanto en transferencia en fresco como en transferencia de embriones criopreservados. Esto se debe a que se realiza una mejor selección del/los embriones a transferir y/o vitrificar, ya que los embriones que alcanzan el estadio de blastocisto tienen una mayor capacidad de implantación. También se consigue una mayor sincronía entre el embrión y el endometrio.
Hay que tener en cuenta que aproximadamente el 50% de los embriones viables en día 3 de desarrollo embrionario se bloquearán y no llegarán a formar el blastocisto.
El hatching asistido o eclosión asistida es una técnica de reproducción asistida que se aplica sobre los embriones obtenidos en cultivo en el laboratorio de FIV. Esta técnica consiste en realizar una abertura en la zona pelúcida que recubre a los embriones. Para ello se utiliza habitualmente un láser y se realiza en día 3 de desarrollo embrionario.
Mediante esta técnica se busca facilitar la salida del blastocisto de la zona pelúcida para así incrementar la capacidad implantatoria de los embriones. Al ser una técnica invasiva no exenta de riesgos solamente está indicada en los siguientes casos: pacientes de más de 37 años, embriones con la zona pelúcida gruesa, oscura o con otras alteraciones, embriones multinucleados, fallos de implantación previos, ritmos de división embrionaria lentos, niveles basales de FSH elevados, bajas respondedoras.
Si bien en el varón no se produce nunca un cese en la producción de gametos, numerosos estudios han demostrado que hay un descenso en la calidad espermática relacionado directamente con la edad del varón, aunque no es tan drástico como lo sería en el caso femenino.
Entre los 40 y los 70 años se inicia un proceso gradual de disminución en la producción de testosterona, que repercute finalmente en la calidad espermática, entendida como una disminución del volumen, de la movilidad y la morfología de los espermatozoides, junto al daño en el ADN espermático.
Los estudios previos que deberá realizar el varón para la realización de una inseminación artificial conyugal son los siguientes: Serologías negativas para VHC, VHB (HBsAg, HBsAc, HBcAc), VIH 1 y 2, RPR.
Además, un resultado de normozoospermia en la muestra seminal del varón con una recuperación de espermatozoides móviles superior a 5 millones en seminogramas previos.