La inseminación artificial es uno de los métodos de reproducción asistida más sencillos. No requiere anestesia ni quirófano. Por esta razón, hay mujeres que escogen realizarla en casa.
Sin embargo, existen diferencias importantes entre la inseminación artificial casera y la realizada en un centro de fertilidad. De hecho, la inseminación casera no está considerada como un método de reproducción asistida, ya que no está médicamente guiado.
Entra las principales diferencias encontramos:
- Estimulación ovárica
- cuando la inseminación artificial se hace en casa, la mujer no recibe medicación hormonal para favorecer el desarrollo y la maduración de los óvulos. Este tipo de tratamiento con hormonas aumenta la probabilidad de éxito de la técnica.
- Control de la ovulación
- la medicación hormonal permite controlar el ciclo menstrual de una forma más exacta que los controles que se puedan realizar en casa. Éstos se basan en el control de los días, que no siempre es acertado, y en pequeños kits de control hormonal que venden en farmacias. Por el contrario, el control ovulatorio en clínica es más riguroso. Se lleva a cabo mediante análisis sanguíneos y ecografías transvaginales.

- Preparación del semen
- la muestra de esperma en la clínica es analizada y preparada de forma rigurosa. Pasa por un proceso de selección conocido como capacitación espermática. En el caso de utilizar semen propio para la IA casera, la muestra no estará capacitada y ello reduce la probabilidad de éxito.
Si empleamos esperma de donante procedente de un banco de semen, en principio, la muestra está en condiciones adecuadas, pero puede que la manipulación en casa no sea la correcta y afecte a la calidad seminal.
- Lugar donde el semen es depositado
- en la IA casera, el semen es depositado en la vagina, al igual que en las relaciones sexuales. En la IA médicamente asistida, la cánula empleada permite depositar el esperma en la cavidad uterina.
- Experiencia médica
- los nervios y la inexperiencia de la paciente pueden hacer que la IA casera no se haga correctamente y, por tanto, no se logre el embarazo. Por el contrario, la experiencia del ginecólogo es de gran ayuda a la hora de lograr el éxito.
Se recomienda evitar la autoinseminación, es decir, es mejor que no sea la propia mujer la que introduzca la jeringa y deposite el semen. Contar con la ayuda de la pareja o algún familiar puede mejorar los resultados.
