Para alcanzar el éxito, es importante realizar el proceso con delicadeza y de forma rápida. De esta manera, conseguiremos no alterar las propiedades seminales. Las variaciones fuertes de temperatura, pH o humedad pueden alterar las características del semen o empeorar la movilidad de los espermatozoides.
Aunque estemos introduciendo los espermatozoides en la vagina, una vez en el interior del organismo femenino, son ellos mismos los que deben llegar por sí solos hasta las trompas de Falopio. Allí, estará el óvulo a la espera de ser fecundado. Con la inseminación artificial, simplemente ayudamos a los espermatozoides en la primera etapa de su costosa carrera.
Para aumentar la probabilidad de embarazo con esta técnica, es recomendable realizarla en los días fértiles, es decir, en los días cercanos a la ovulación. Debemos tener en cuenta que el óvulo sobrevive hasta 24 días una vez ha sido ovulado y los espermatozoides son capaces de sobrevivir en el aparato reproductor femenino de 2 a 5 días.
Además, no debemos olvidar que la efectividad de la inseminación artificial casera es comparable a mantener relaciones sexuales, por lo que la tasa de embarazo no aumenta especialmente.