En principio, las mujeres que enfrentan la maternidad en solitario acuden a los centros de reproducción buscando la adquisición de semen de donante. En su mayoría no han probado reproducción natural y por lo tanto no se puede decir que tengan un problema de esterilidad.
Si tenemos en cuenta esta máxima, podríamos decir que la técnica indicada en estas mujeres es la inseminación artificial con semen de donante (IAD). Esta es una técnica en la que se sincronizan los gametos, de forma que se controla la ovulación de la mujer para hacerla coincidir con la colocación intrauterina de la mejor fracción de semen de un donante. El número de veces que se repite esta técnica si no se consigue gestación, depende los protocolos de los diferentes centros, aunque suele ser de 3 a 6 inseminaciones.
Sin embargo, sabemos muchas cosas sobre la reproducción humana, de manera que dependiendo de las circunstancias de cada mujer la indicación, puede cambiar y necesitar otra técnica.

En todos los casos, antes de realizar una inseminación, deben realizarse unas pruebas hormonales, una prueba de permeabilidad tubárica y según los centros un cariotipo. El resultado de estas pruebas puede indicar de entrada la realización de una Fecundación in Vitro (FIV) con semen de donante, como por ejemplo la presencia de una baja reserva ovárica, una afectación de la permeabilidad tubárica o una alteración en el cariotipo.
A pesar de todo lo anterior, no debemos olvidar, que la edad es el factor pronóstico más importante en la Reproducción Humana, tanto natural, como en las técnicas de Reproducción Asistida, de modo que, aunque no haya ninguna causa que indique una Fecundación in Vitro, si la edad de la mujer es avanzada, debemos explicar las tasas de embarazo que se espera de cada una de las dos técnicas y que ella libremente informada, decida cual de las dos quiere realizar.
