Cuando se produce un parto antes de la semana 37 de gestación es lo que se conoce como parto prematuro y, por tanto, el bebé también será prematuro. Cuanto mayor sea la prematuridad del bebé, más inmaduro estará y mayores serán los riesgos en el mismo.
La mayoría de los bebés prematuros nacen con un tamaño de la cabeza superior al normal y su piel es fina y brillante. Además, las palmas de las manos y las plantas de los pies están enrojecidos.
También es habitual que los bebés prematuros nazcan con lanugo, aunque luego lo pierden. La temperatura de los bebés prematuros es bastante bajita y, por ello, suelen estar unos días en la incubadora.
El llanto de estos bebés es débil y hay una alta probabilidad de que padezcan problemas respiratorios, entre otros.