Para que la inseminación artificial sea exitosa y se pueda lograr el embarazo, es necesario que la mujer tenga una buena reserva ovárica y sea capaz de ovular naturalmente, ya sea de forma espontánea o a través de la medicación.
Por esta razón, generalmente, no se hace una inseminación artificial a mujeres por encima de los 37 años, ya que, aproximadamente a partir de los 35 años, la reserva ovárica va decayendo de forma progresiva hasta su completo agotamiento entre los 45 y los 55 años de edad.
Otro requisito fundamental con respecto a la mujer, tanto para la IA conyugal como de donante, es la permeabilidad de las trompas de Falopio, al menos en una de ellas.
Lectura recomendada: Riesgos y consecuencias de la inseminación artificial.
