El término “cervicitis” significa inflamación del cérvix o cuello uterino. Clínicamente, las mujeres con cervicitis muestran un cérvix eritematoso, edematoso y friable.
Las causas de la inflamación del cuello uterino pueden ser múltiple: una infección vaginal (vaginosis bacteriana, candidiasis, etc.), una reacción alérgica (uso de productos de higiene íntima, espermicidas, etc.) o una enfermedad de transmisión sexual (clamidia, gonorrea u otros).

Para tratar una cervicitis, es importante determinar cuál es su causa, para así dar un tratamiento dirigido a ésta. Normalmente, los especialistas solicitan un cultivo vaginal y un cultivo endocervical.
El cultivo vaginal servirá para establecer si existe alguna infección vaginal que puede estar alterando la flora vaginal normal. Las alteraciones en la microflora vaginal pueden modificar el microbioma del endometrio. Estudios recientes revelan que alteraciones en éste podrían influir en el potencial de implantación del embrión.
El microbioma endometrial es el conjunto de microorganismos que habitan en la capa interior del útero (endometrio) y que juegan un papel importante en el correcto funcionamiento de éste. Parece ser que para un correcto funcionamiento reproductivo el microbioma endometrial debe estar dominado por bacterias del grupo Lactobacilus. En caso de que se produzca un desequilibrio en la microbiota endometrial, ya sea porque se produzca una infección (endometritis) o porque haya un crecimiento inadecuado de alguna cepa de microorganismos no-lactobacillus, podría conllevar una reducción del potencial de implantación de ese endometrio.
Principalmente, la colonización de la cavidad uterina proviene de bacterias que ascienden desde la vagina. Si en el cultivo vaginal encontramos alguna alteración (Gardenella vaginalis, candida albicans,…), es recomendable su tratamiento para que esta infección no ascienda hacia la cavidad uterina y cause un desequilibrio de la flora endometrial, alterando así la capacidad implantatoria de ese endometrio.
Por otro lado, el cultivo endocervical permitirá descartar algunas enfermedades de transmisión sexual, básicamente enfermedades causadas por Clamidia, M. genitalium y N. gonorrhoeae. Las infecciones por estas bacterias pueden ascender a través del cérvix y útero afectando finalmente a las trompas de Falopio. Cuando una infección afecta a los genitales internos (útero y anejos) hablamos de “enfermedad inflamatoria pélvica”. Si la infección llega a las trompas de Falopio, se produce una reacción inflamatoria de las paredes de las trompas que puede finalizar con la formación de adherencias (cicatrices) y obstrucciones a nivel de las mismas.
Así pues, la presencia de cervicitis nos debe hacer descartar una posible esterilidad secundaria a patología tubárica.
