La obesidad ha demostrado disminuir la fertilidad espontánea de una pareja por alteración del factor masculino, es decir, de la calidad seminal y también por alteración de la función ovárica.
Además, las tasas de gestación tras tratamientos de reproducción asistida también están reducidas cuando este factor (la obesidad) está presente.
Probablemente sea el factor femenino el que con más intensidad de se vea afectado por un IMC elevado, ya que se inducen alteraciones en el ciclo ovárico que conllevan disfunciones ovulatorias y, además, un mayor número de abortos espontáneos.
Aunque no hay un criterio estandarizado, se considera que un IMC en la mujer igual o superior a 32 kg/m2 puede interferir en la consecución de una gestación.
Lectura recomendada: Infertilidad por alteraciones en el IMC: bajo peso y obesidad.
