A nivel de concepción y fertilidad, el estrés puede provocar la falta de ovulación durante un ciclo menstrual y, en consecuencia, disminuir las probabilidades de embarazo. En mujeres con ansiedad y nivel de estrés elevado la ovulación puede disminuir incluso en un 20 %. No se ha visto, sin embargo, relación entre el estrés y la tasa de abortos, por lo que el estrés se descarta como una causa de aborto.
Sin embargo, sí que hay estudios que relacionan el estrés vital con algunos efectos sobre el embarazo: existe un aumento muy discreto de partos prematuros, y de casos de retraso de crecimiento fetal en aquellas mujeres con un ritmo de vida más estresante. Se desconoce aún el mecanismo por el cual esto sucede, aunque hay que entender estas situaciones como una suma de factores, en la que el estrés puede acentuar una predisposición previa o desencadenaría, pero nunca ser el único responsable, salvo en casos muy extremos.
El embarazo es una etapa vital especial y es recomendable saber adaptarse para poder vivir este periodo de forma relajada y saludable. Se recomienda mantener cierta actividad diaria y realizar algún tipo de ejercicio físico, pero en ningún caso es bueno mantener un ritmo de vida estresante.