El Estudio Genético Preimplantacional (PGT) es una herramienta valiosa en el contexto de la fecundación in vitro (FIV-ICSI), diseñada para evaluar alteraciones cromosómicas o anomalías genéticas en los embriones antes de realizar la transferencia embrionaria. En cuanto a su relación con la beta-HCG, el PGT en sí mismo no debería afectar directamente los valores de la hormona bhCG en una prueba de embarazo.
La bHCG es una hormona que empieza a ser producida después de la implantación del embrión y es la responsable de mantener el cuerpo lúteo durante las primeras etapas del embarazo. Esta hormona es la que se detecta en las pruebas de embarazo y sus niveles aumentan significativamente en caso de gestación.
El PGT implica la toma de una pequeña muestra de células del embrión – habitualmente del trofoblasto - para analizar su carga genética antes de la transferencia al útero. Este proceso se realiza en una etapa temprana, cuando el embrión aún no se encuentra dentro del útero.
Por lo tanto, el PGT no tiene un impacto directo en los niveles de bHCG porque no interfiere con el desarrollo embrionario posterior a la implantación. Sin embargo, es esencial considerar que cada paciente y cada tratamiento son únicos, y los niveles de bHCG pueden variar de una a otra. Si hay preocupaciones específicas sobre los niveles de bHCG después de un ciclo de FIV con PGT, es recomendable discutir estos aspectos con el equipo médico especializado en reproducción asistida que ha seguido a la paciente.
