La gonadotropina coriónica humana o hCG es el biomarcador utilizado para detectar el embarazo, ya que se produce exclusivamente por el trofoblasto (que es lo que da lugar a la placenta). Esta hormona puede ser detectada tanto en sangre como en orina antes de poder objetivar el embarazo por ecografía.
La HCG se empieza a secretar a la circulación materna tras la implantación, que ocurre normalmente entre 8 y 10 días tras la ovulación, y su concentración se duplica cada 48 horas aproximadamente durante los primeros 30 días tras la implantación.
Normalmente, los test de embarazo en orina serán capaces de detectar la hCG a las 4 semanas de gestación, ya que sólo darán positivos cuando la concentración hCG sea mínimo de 20mUI/ml. Se debe tener en cuenta que los embarazos se empiezan a contar desde la última regla, por lo que 4 semanas de gestación serán realmente 2 desde la ovulación que es cuando se ha producido la fecundación y se ha creado el embrión. Es decir, la concentración de hCG se detectará fácilmente unos 8-10 días tras la implantación.
La determinación de hCG en sangre será mucho más sensible y podrá dar positivo cuando todavía el test de orina no detecta la hormona. Según estudios, a los 8 días tras la ovulación sería posible detectar concentraciones de en torno a 10MUI/ml de hCG en sangre.