La implantación del embrión y el correcto desarrollo del embarazo dependen de muchos factores, entre ellos uno de los más importantes es que el endometrio esté perfectamente listo. El endometrio es un órgano que cambia continuamente durante el ciclo menstrual, bajo la influencia de las hormonas, y en realidad se encuentra receptivo solamente durante unos pocos días al mes.
Una de las formas más rápidas y sencillas, aunque no la única, que nos permite saber si el endometrio está en su fase receptiva es hacer una ecografía y controlar su aspecto, sobre todo su grosor; porque el tejido endometrial al principio del ciclo menstrual es muy fino y a lo largo del ciclo crece día tras día, hasta un máximo que corresponde al período periovulatorio.
En ese momento el grosor ideal del endometrio tendría que ser como mínimo de 7 mm para ofrecer todas las posibilidades de una correcta implantación. Esa medida se ha establecido estudiando de forma rigurosa miles y miles de tratamientos, observando que con endometrios por encima de los 7 mm los resultados eran todos muy parecidos, mientras que por debajo había menos embarazos y más abortos, y cuanto más fino estaba el endometrio peores resultados se obtenían.
Eso no significa que no sea posible hacer un transfer embrionario con endometrios de grosor inferior a los 7 mm, de hecho han sido descrito embarazos hasta con 4 mm de espesor, pero tenemos que saber que los resultados no serán igual de buenos que si conseguimos obtener un endometrio más grueso.