El moco cervical es una sustancia secretada en el cuello del útero que sufre cambios de densidad, color y textura a lo largo del ciclo, en función de los cambios hormonales. Las variaciones en el moco cervical predicen el periodo de mayor probabilidad para la concepción, junto con la temperatura basal y la secreción de LH. Según las características del moco podremos identificar las fases del ciclo:
- Fase folicular
- comienza en el primer día de regla y termina con la ovulación. El moco cervical es escaso y transparente, con una textura líquida. A medida que pasan los días se percibe mayor cantidad de moco y más consistente. En esta fase el cuerpo se prepara para la implantación.
- Fase de ovulación
- el moco es más elástico, con una consistencia similar a la clara de huevo. En esta fase el óvulo inicia su camino por las trompas de Falopio hacia el útero y es el momento en que el óvulo puede ser fecundado.
- Fase lútea
- el moco cervical toma un color blanquecino y se hace más espeso, debido a un aumento en la secreción de progesterona, característica de esta fase del ciclo.

No percibir cambios en el moco cervical a lo largo del ciclo debe ser un signo de alerta para acudir a un especialista, ya que pueden existir alteraciones relacionadas con el moco que pueden ser causa de infertilidad. Un bajo nivel de estrógenos provoca que no haya cambios en el moco a lo largo del ciclo; ciertas enfermedades de transmisión sexual, como la clamidia o la gonorrea, provocan inflamación en la zona del cérvix y modifican el moco. Algunos medicamentos tienen efectos secundarios que pueden afectar al moco cervical, como los antihistamínicos, medicamentos para el resfriado, antidepresivos y clomifeno, entre otros.
Por tanto, si no se perciben cambios en el moco cervical durante el ciclo es recomendable acudir a un especialista que haga un examen a fondo para identificar las causas.
