El embarazo es un estado en el que el colesterol aumenta de forma fisiológica para poder satisfacer las necesidades maternas y fetales. En un embarazo normal, el nivel de colesterol total puede aumentar hasta en un 30-50% respecto a los niveles basales en un proceso que se conoce como hipercolesterolemia fisiológica materna.
En casos de hipercolesterolemia familiar y en algunos casos de madres con niveles de colesterol normal previos al embarazo, puede haber un incremento superior al fisiológico, con valores que exceden los 280-300mg/dl.
Se ha visto que la hipercolesterolemia puede causar daño endotelial (daño en los vasos sanguíneos) en el feto ocasionando más predisposición futura a hipercolesterolemia, problemas de aterosclerosis y enfermedad cardiovascular. También se ha propuesto que la hipertrigliceridemia aislada está relacionada con el desarrollo de preeclampsia aunque la hipercolesterolemia total también puede afectar en la disfunción endotelial y la inflamación arterial causante de los trastornos hipertensivos del embarazo.
La hipertrigliceridemia, además, puede ser causa de pancreatitis aguda, una enfermedad poco frecuente pero potencialmente letal para la madre y el feto y hay poca evidencia sobre su manejo y tratamiento. Ante una hipercolesterolemia es importante acudir al ginecólogo y hacer un estudio minucioso y un abordaje multidisciplinar junto con otros especialistas.