El útero con su cuello uterino es un órgano sólido con una cavidad central que comunica con la vagina. Esta cavidad la denominamos virtual porque normalmente no existe, es necesario canalizarla e insuflarla de alguna forma para poder acceder a ella. Por ejemplo, cuando queremos realizar una endoscopia del útero – una histeroscopia – necesitamos líquido estéril para distender y poder visualizar esa cavidad para estudiarla.
La cavidad endometrial tiene una capa interna que es un endotelio que se trasforma y crece con los cambios hormonales del ciclo ovárico que le lleva a aumentar significativamente su grosor preparándose para recibir un embarazo y que se descama, se desprende y se expulsa con la regla hacia la vagina. Si esta expulsión no se realizase, quedaría dentro del útero y se produciría un quiste de sangre dentro de la cavidad endometrial que dejaría de ser virtual por el contenido que la ocupa. En este caso concreto, bastaría con reestablecer la comunicación normal del útero y vagina para solucionar el problema y conseguir el embarazo.
Si el endotelio del endometrio no se transformó y la regla no se produce el embarazo sería imposible, aunque el cuello cervical esté abierto y la inseminación artificial pueda realizarse. Es el tejido endometrial normal el que facilita o impide el embarazo y no que el cérvix este más o menos estenosado.
De esta forma, lo que interesa tener claro en el estudio previo es cómo se han producido las menstruaciones y cómo crece y se trasforma el endometrio. Si estos parámetros están correctos la IA puede realizarse con éxito. La cánula de trasferencia seminal para la IA es lo suficientemente estrecha para pasar hasta la cavidad endometrial por muy dificultoso que esté el paso endocervical.