Para los tratamientos de FIV, donación de óvulos y preservación de ovocitos se administra una cantidad de gonadotropinas más altas de la que habitualmente produce el cuerpo durante el ciclo ovulatorio.
Estas gonadotropinas harán que en los ovarios crezcan más folículos de lo habitual y a su vez, produzcan una cantidad más elevada de estradiol.
Por otro lado, sabemos que algunos tumores del pecho son hormonodependientes y por lo tanto, son susceptibles a crecer si hay un aumento de hormonas como el estradiol.
Varios estudios y metaanálisis han analizado la posible asociación entre FIV y cáncer de ovario, cérvix, endometrio y mama. Los más recientes y con más valor a nivel científico, no han encontrado asociación, por lo tanto podemos decir que un tratamiento de FIV no aumenta el riesgo de padecer un proceso maligno a nivel mamario.
En cuanto a los procesos benignos, principalmente nos encontramos con los fibroadenomas, quistes y mamas fibroquísticas. Todo cambio hormonal, ya sea el que sucede durante el propio ciclo ovárico, el embarazo o el tratamiento hormonal pueden ocasionar un cambio del tamaño o clínica de los mismos. Es complicado predecir si se van a producir o no ya que estos son muy variables entre personas.
En todo caso, si existe un riesgo aumentado a padecer cáncer de pecho o en mayores de 40 años se le puede aconsejar realizar una prueba de imagen (ecografía de mama o mamografía según sus características) previamente a iniciar un tratamiento de estimulación ovárica para valorarlo.
Por lo tanto, según los estudios actuales, una FIV no va a producir nuevos bultos/células cancerígenas en la mama, pero si éste ya existe, teóricamente podría producir un crecimiento acelerado del mismo.