La reserva ovárica es una medida de la cantidad y calidad de los óvulos; la mejor manera de medirla es combinando la edad cronológica, el recuento de folículos antrales (RFA) en la ecografía, y la hormona antimülleriana (AMH).
Un RFA menos de 11 refleja reserva ovárica disminuida y menos de 6 es severo. Se ha demostrado que los niveles de AMH inferiores a 1,6 reducen el número de óvulos recuperados con FIV y pueden predecir el resultado del embarazo. Los niveles por debajo de 0,4 son severos.
El uso de una prueba para detectar una reserva ovárica baja en una población de bajo riesgo producirá un mayor número de resultados falso-positivos (es decir, caracterizar a una mujer con reserva ovárica baja cuando en realidad tiene una reserva ovárica normal). Un artículo reciente en la JAMA no demostró ninguna diferencia en las tasas de embarazo natural en mujeres de 30 a 44 años de edad, independientemente de los niveles de AMH.
Los niveles muy bajos de AMH (<=0,4) afectan el resultado de los ciclos de FIV. En 2016, un estudio sobre Fertilidad y Esterilidad, utilizando datos de SART de una población de mujeres con una edad media de 39,4 años, la cancelación del ciclo fue del 54%; de todos los intentos de recuperación, no se obtuvieron ovocitos en un 5,4% y no se produjo transferencia de embriones en el 25,1% de los ciclos; y la tasa de nacidos vivos por transferencia de embriones fue del 20,5% (9,5% al inicio del ciclo y 16,3% en la punción) a partir de una edad media de 36,8 años.