La congelación y la vitrificación de óvulos son técnicas empleadas para su preservación durante un tiempo indeterminado. Hasta hace relativamente pocos años, la técnica más empleada era la congelación lenta, pero en la actualidad ha sido desplazada por la vitrificación.
Los procedimientos de vitrificación y desvitrificación son procesos estandarizados que permiten reducir al máximo los riesgos de supervivencia tanto de ovocitos como de embriones. Si bien es cierto, como toda técnica de reproducción asistida, tiene unos riesgos asociados, reducidos en torno al 3% tanto de supervivencia como de disminución en el potencial de éxito de estos. Es importante tener en cuenta que la supervivencia de los embriones puede verse afectada por una mala manipulación o aceptación de los ovocitos a los crioprotectores, lo cual puede provocar que dichos ovocitos no sean capaces de superar la técnica.
La disminución en la supervivencia va a venir asociada al iniciar el proceso de microinyección con menos ovocitos de los vitrificados previamente, pero aquellos que son capaces de evolucionar tienen unas tasas de éxito en la gestación similares a las de los óvulos en fresco.
Al margen de la calidad ovocitaria, la utilidad de los ovocitos vitrificados, especialmente de donantes, reside en la posibilidad de una mejor coordinación del ciclo e incluso la posibilidad de realizar la transferencia en fresco y en ciclo natural.
En cualquier caso, lo realmente importante es la consecución del embarazo a término, más allá del origen fresco o congelado de los gametos o embriones.