Los anabolizantes son hormonas masculinas. Su empleo se asocia al ejercicio físico intenso para lograr un máximo desarrollo muscular o en los casos de transgénero mujer hombre para modificar el aspecto físico hacia el sexo deseado.
Los andrógenos en la mujer producen:
- Alteraciones del ciclo con tendencia a alargar los periodos entre reglas, bloquean la ovulación y pueden causar ausencia de regla.
- A nivel cutáneo se manifiestan por un aumento del vello en zonas típicamente masculinas (barba, bigote…), acné, calvicie con un patrón de distribución similar al del varón.
- A nivel cardiovascular, implica un mayor daño del endotelio vascular y mayor susceptibilidad enfermedades trombóticas. La alteración del perfil lipídico asociada a anabolizantes contribuye a incrementar el riesgo de infarto y enfermedad cardiovascular.
- Alteración de la voz, masculinización del hábito constitucional, afecta al crecimiento en la adolescencia.
Los cambios más leves pueden ser reversibles al interrumpir el tratamiento. Los cambios a nivel de la ovulación o el hecho de que haya un incremento de pérdida de folículos pueden interrumpirse, aunque el proceso puede tardar un mínimo de 3 meses. Sin embargo, resulta más complejo actuar una vez que cambios de aspecto físico más importantes se han producido: hipertrofia de clítoris, atrofia de mamas…. A nivel cardiovascular, el daño vascular puede revertirse parcialmente con cambios importantes en los hábitos de vida aunque se trata de una intervención a medio-largo plazo.
La esterilidad, concretamente se debe al efecto del andrógeno en el ovario provocando anovulación y un cuadro análogo al síndrome del ovario poliquístico. Su efecto puede ser revertido al cabo de un tiempo. Recordemos que se han descrito casos de gestaciones incluso en mujeres que se habían tratado con hormonas masculinas para cambiar de sexo.
