El porcentaje de embarazo es mucho mayor en la FIV al ser comparado con ciclos de inseminación intrauterina. Mediante la FIV se puede valorar la calidad tanto de los óvulos como de los embriones y con esto la información sobre el pronóstico es más real.
Cuando se han fallado tres o cuatro inseminaciones lo ideal es pasar a FIV. Esta técnica va a ahorrar tiempo para conseguir la gestación y puede tener la ventaja adicional de congelar embriones que podrán ser usados en gestaciones subsecuentes superando así uno de los condicionantes principales en la fertilidad como es la edad de los pacientes.
El saber cuando deben de dejar de realizarse inseminaciones es una virtud muy valorada en cualquier especialista en reproducción y dicho momento dependerá de muchos factores como la edad de la pareja, el diagnóstico, la calidad del semen o la presencia de patologías como endometriosis entre otras