La gonadotropina coriónica humana (hCG) es una hormona glicoproteica producida en primer lugar por el embrión en desarrollo después de la fecundación y posteriormente por el sincitiotrofoblasto, una parte de la placenta. Su principal función es asegurar los factores nutricionales y hormonales, y la protección que el embrión necesita
para su desarrollo.
¿Y cómo lo hace? En primer lugar, su secreción es el principal factor para el mantenimiento del cuerpo lúteo, que son los restos del folículo ovárico que queda tras la ovulación y va a ser el responsable de la producción de progesterona hasta que la placenta pueda ocuparse de ello. En ausencia de embarazo, es decir, de hCG, el cuerpo lúteo degenera, caen los niveles hormonales y se desencadena la menstruación. Además estimula la producción de otras hormonas como los estrógenos a nivel adrenal y placentario, y estimula los testículos fetales para secretar cantidades crecientes de testosterona para inducir la virilización interna del embrión.
La hCG es inmunosupresora, por eso nos resfriamos con mayor facilidad durante el embarazo, y puede estar implicada en la función linfocitaria materna. Esto podría intervenir en el desarrollo de la inmunotolerancia materna y, por tanto, impedir el rechazo inmunológico del embrión por parte de la madre durante el primer periodo de la gestación.
Finalmente, la hCG posee una actividad tirotrópica, por eso en la mujer embaraza se producen varios cambios fisiológicos que provocan ajustes en el eje del tiroides. Además, las mediciones de la hCG, también conocida como la hormona del embarazo, tienen su aplicación clínica, por un lado nos va a servir para el diagnóstico del mismo, confirmando su presencia tanto en orina como en sangre.
Por lo general, podremos detectarla en la sangre a partir del octavo día tras la fecundación y en orina unos 14 días después de la misma. Y por otro lado, mencionar también que los niveles de beta hCG libre se evalúan, junto con otros parámetros en la prueba triple screening que se realiza en el primer trimestre de la gestación para determinar el riesgo de cromosomopatía, ya que la secreción de esta hormona puede estar aumentada en casos de síndrome de Down, donde se produce una regulación al alza como efecto del cromosoma 21 extra.
