La edad es un factor muy importante a la hora de concebir, especialmente, la edad de la mujer. Son varios los factores por los que la edad materna tiene una gran influencia en la fertilidad femenina. A continuación, se exponen los diferentes factores:
En primer lugar, están los factores ovocitarios y embrionarios. La edad de la mujer tiene una fuerte relación con en el número de óvulos disponibles y la calidad de los mismos. Como es sabido, las mujeres empiezan a producir los óvulos que las van a acompañar durante toda su vida cuando aún se están desarrollando en el vientre materno. En el momento del nacimiento ya tienen un número limitado de ellos y, empezando con la primera regla, se inicia un proceso de “selección” de los mejores óvulos en cada ciclo menstrual. Esto se traduce en que, con el paso de los años, las mujeres tendrán cada vez menos óvulos y éstos serán de peor calidad.
Con relación a la calidad ovocitaria, cabe destacar que, con la edad, aumenta exponencialmente el porcentaje de aneuploidías (alteraciones en el número de cromosomas). Para cerciorarnos de que el embrión que se va a transferir no tiene aneuploidías, se recomienda realizar previamente un estudio genético de los embriones, el llamado PGT-A.
En segundo lugar, están los factores endometriales. El útero y el endometrio (recubrimiento interno del útero que permite el desarrollo del embarazo) envejecen al igual que otros tejidos. Esto se traduce en la aparición de tejido conectivo fibroso, que altera las propiedades naturales de estos órganos. Así, el útero se hace menos elástico, se reduce el número de vasos sanguíneos que permiten la nutrición del embrión, aparecen cicatrices o alteraciones (como miomas y pólipos) que impiden que el embrión se pueda desarrollar, etc.
También, con la edad, nuestro sistema inmunitario pierde parte de sus capacidades, pudiendo esto afectar a la fertilidad. Actualmente se sabe que el proceso para que un embrión se desarrolle en el vientre materno involucra una respuesta por parte del sistema inmunitario de la mujer. Puede suceder que el sistema inmunitario no permita que el embrión sea aceptado por el útero y que, por ello, se produzcan repetidos fallos de implantación o abortos de repetición.
Por último, hay que entender que el envejecimiento de la mujer por sí mismo representa también un reto para la fertilidad.
El estado general de salud de la gestante compromete también sus posibilidades de lograr un embarazo exitoso. Es decir, no es lo mismo que una mujer de 30 años sin ninguna enfermedad previa afronte un embarazo, a que lo haga una mujer de una edad más avanzada y, posiblemente, con condiciones de salud menos favorables.
