El colesterol ejerce un papel importante en el correcto funcionamiento del organismo. Su efecto en la salud cardiovascular es el más controlado debido a su gran incidencia en las complicaciones de las enfermedades cardiovasculares. El colesterol es utilizado en nuestro organismo como precursor para la producción de las hormonas sexuales como la testosterona, el estradiol o la progesterona (esteroidogénesis), también tiene un papel importante en la formación de óvulos y espermatozoides (gametogénesis) que son realizados ambos en las células de ovarios y testículos, por lo tanto, es fundamental en procesos reproductivos. Se sabe igualmente, que es necesario para la producción de vitamina D tras la exposición al sol.
Los resultados de distintos estudios muestran que las parejas con hipercolesterolemia o colesterol elevado tardan más en conseguir el embarazo que aquellas con niveles de colesterol normales. Los resultados también muestran que, si alguno de los dos miembros de la pareja tiene el colesterol elevado, sucede lo mismo. Por lo tanto, el control del colesterol se debe tener en cuenta para la consecución del embarazo.
En relación a la fertilidad masculina, los niveles altos de colesterol pueden afectar al volumen seminal, el recuento de espermatozoides vivos y a la morfología de los mismos. Por lo tanto, la hipercolesterolemia reduce la capacidad reproductiva masculina.
En las mujeres, los niveles altos de colesterol, sobre todo, del LDL, pueden crear unos desarreglos hormonales que dificultan tanto la fecundación como que el embarazo pueda llegar a término.
En conclusión, es importante tener unos niveles “saludables” de colesterol para evitar las temidas complicaciones cardiovasculares, pero de acuerdo a lo dicho anteriormente, lo tenemos que tener muy presente cuando estamos intentando conseguir un embarazo, ya sea de modo natural o a través de TRA (técnicas de reproducción asistida).