Se pueden identificar 3 estructuras importantes en la anatomía del espermatozoide: la cabeza, el cuello/pieza intermedia y la cola. A la hora de evaluar la morfología espermática, nos vamos a fijar en la forma de estas tres partes.
El cuello forma parte de la zona intermedia del espermatozoide, situado entre la cabeza y cola y mide unas 2µm.
Contiene una estructura crucial: los centriolos. Por un lado, tenemos el centriolo proximal que es el que se encuentra unido al núcleo y, por otro lado, tenemos el centríolo distal que es el que genera el axonema (parte de la cola) durante la espermatogénesis (formación del espermatozoide).
Al final del proceso de espermatogénesis, el centriolo distal se elimina, quedando solo así el proximal. Alrededor de los centriolos se encuentra una estructura compleja que forma la pieza intermedia, junto con las mitocondrias que generan la energía suficiente para el movimiento del espermatozoide.
La fecundación de forma natural o mediante fecundación in vitro convencional consiste en la unión del espermatozoide y el ovulo, que dará lugar a la formación de una célula diploide. Es un proceso en el que intervienen muchos mecanismos moleculares. Para que el espermatozoide pueda fecundar al ovocito, es necesario que este mismo se capacite y tenga una buena morfología espermática. Después, es necesario que tenga lugar la reacción acrosómica para que el espermatozoide pueda fusionarse con la membrana plasmática del ovocito y así pueda liberar su contenido genético.
Durante la fecundación, el centriolo proximal se duplica para formar el centrosoma del cigoto. A partir del mismo, se produce el primer huso mitótico, estructura importante que marca la primera división del embrión.
Defectos en el cuello del espermatozoide producen alteraciones en la fecundación, afectan al desarrollo temprano del embrión y puede estar asociado con abortos tempranos. Esto se debe a que los centriolos se encuentran alterados y por tanto no se puede formar correctamente el huso mitótico.
