La progesterona es una hormona segregada, principalmente, en la segunda fase del ciclo ovárico, una vez se ha producido la ovulación. Entre sus funciones, la progesterona se encarga de transformar en secretor el endometrio para prepararlo para la implantación.
Si no se ha producido fecundación del óvulo e implantación, unos 11 días después de la ovulación, los niveles de progesterona decaen y con ello se produce la descamación del endometrio y, por tanto, la menstruación.
Si no hay previamente una impregnación estrogénica del endometrio, es decir, que haya habido producción de estrógenos previamente, la progesterona no inducirá esos cambios en el endometrio y no se producirá la descamación endometrial o regla.
Por otro lado, los inyectables de progesterona o la toma de la píldora de progesterona continua y sin descansos también pueden dar lugar a una atrofia del endometrio y en la desaparición de la menstruación. En general, la progesterona inhibe la producción de la hormona luteoestimulante (LH) segregada por parte de la hipófisis. Una toma prolongada puede producir una amenorrea por atrofia endometrial.