Lo ideal es que el asma en una mujer embarazada se maneje de manera multidisciplinar (obstetras, neumólogos, alergólogos...) y que la mujer acuda a todas las revisiones de los especialistas y siga el tratamiento adecuado para evitar que se produzcan ataques o crisis de asma durante el embarazo. No obstante, si se produce un ataque de asma en el embarazo, se debe acudir cuanto antes al especialista.
El especialista inicialmente comprobará que se trata de una crisis de asma (ya que, a veces, en el embarazo la mujer puede sentir cierta dificultad para respirar por otras causas) y, posteriormente, evaluará cómo de grave es la crisis. En función de la gravedad, establecerá el tratamiento adecuado, el cual suele ser similar al que recibiría una mujer asmática que no está embarazada, ya que es esencial el control de la crisis (y los beneficios de los medicamentos para controlarla superan a los posibles riesgos). También se realizará un monitoreo fetal.