La prueba diagnóstica más recomendada en la semana 16 de embarazo es la amniocentesis. Se trata de una técnica prenatal invasiva que se lleva a cabo mediante punción en la pared abdominal de la madre para extraer líquido amniótico. Este líquido es analizado en el laboratorio obteniendo el cariotipo del bebé.
La finalidad de esta técnica es detectar anomalías cromosómicas en el bebé. Sin embargo, en la actualidad se realizan menos amniocentesis debido a la aparición de otras pruebas prenatales menos peligrosas.
Además, en la semana 16 de embarazo se puede llevar a cabo un control rutinario (medida de la presión, peso, etc.), así como un cribado de la bacteriuria asintomática si no se ha realizado previamente en el primer trimestre del embarazo.
