Los problemas de fertilidad suponen una “crisis vital” para las personas o parejas que lo padecen. Se habla de “crisis vital” cuando en la vida de la persona se produce una alteración del equilibro emocional por la incapacidad de conseguir su esquema vital, es decir, lo interiorizado como normal o posible. Este choque inicial genera desorganización, desesperanza, tristeza, ansiedad y confusión. Estas parejas se ven enfrentadas a un problema para el que no están preparados previamente y por tanto no conocen las herramientas o recursos necesarios para aceptar y afrontar la situación.
Esta situación produce cambios en la persona ante un proceso con tanta carga emocional. Se producen cambios en las creencias arraigadas, en las actitudes frente al tema y cambio en las expectativas. Todo esto es exteriorizado mediante conductas o sentimientos negativos.