Las mujeres presentan una vida fértil muy delimitada por sus ciclos reproductivos. Pues ésta comprende desde que su primera menstruación (la menarquia) hasta el momento de la menopausia.
A diferencia de la mujer, el hombre no ve su fertilidad reducida tan dramáticamente cuando llega a cierta edad. Su reloj biológico no se para tan abruptamente, ni no que lo hace de forma pausada, permitiéndoles seguir teniendo hijos a edades muy avanzadas.
Sin embargo, esto no significa que mantengan su fertilidad intacta, pues ésta va decreciendo y con ella también lo hace su calidad seminal. Se ha visto que hombre de 50 años presentan una cálida espermática reducida en comparación con hombres de 30 años. Esto se debe a que la concentración de testosterona se va reduciendo, y por lo tanto va disminuyendo la efectividad de la espermatogénesis (la creación de espermatozoides).
