¿Es mejor ser optimista?

Por (terapeuta gestalt & master-trainer profesional de la programación neurolingüística (pnl)).
Actualizado el 17/02/2015

En el camino de búsqueda de un hijo hay muchos períodos en los que no queda más remedio que esperar. ¿Por qué se hace tan difícil? ¿Es mejor ser optimistas o pensar que puede irnos mal?

A continuación tienes un índice con los 3 puntos que vamos a tratar en este artículo.

Cuando tienes un problema de fertilidad hay muchos tiempos de espera, estés o no en tratamiento de reproducción asistida. Esperas cada mes anhelando un retraso del periodo, esperas para conocer los resultados de unas analíticas, para ver si el medicamento funciona, para que te digan si los folículos crecen, los ovocitos son buenos o los embriones progresan.

No siempre es fácil gestionar estas esperas, puesto que la falta de noticias o novedades puede generar ansiedad y causar más estrés a nuestro organismo.

Que nos pasa cuando esperamos

Cada persona es distinta y afronta las situaciones estresantes de una manera diferente.

  • La incertidumbre es para el ser humano una de las pruebas más difíciles. Implica transitar un vacío sin un lugar al que agarrarse ni certeza sobre cómo será el futuro. En psicoterapia se considera un periodo de duelo. En este caso la persona ha perdido la posibilidad de ser madre o padre, aunque sea temporalmente, y se pregunta si puede recuperarla. Como la espera puede durar varios años sostener la incertidumbre durante tanto tiempo llega a ser muy estresante. También puede generar ansiedad o estados depresivos.
  • El reto resulta aún más grande porque se viven dos emociones opuestas: el miedo al fracaso y la esperanza de lograrlo. Hay clientas que me han dicho: “¿Qué hago?, ¿Tengo ilusión y luego el golpe es más duro o me pongo en lo peor y entonces llega la tristeza?”.

¿Soy optimista o pienso que puede irme mal?

He visto a personas agarrarse casi ciegamente a una postura y silenciar la otra; yo misma lo he hecho. En la Terapia Gestalt intentamos integrar las dos. ¿Cómo? en vez de elegir una y rechazar la opuesta se trata de poder mirar a las dos, aceptar que uno puede sentir miedo por no tener un hijo y a la vez esperanza de lograrlo. Es como permitir tener en tu casa a dos invitadas muy diferentes. ¿Y por qué hacerlo? porque ambas tienen una intención positiva: el miedo nos avisa de que algo puede ir mal, nos ayuda a prepararnos para encajar el golpe si llega y a contemplar alternativas. El optimismo nos recuerda que aún podemos ser padres, que la vida corre por nosotros y nos anima a seguir intentándolo, a atravesar los contratiempos.

El verdadero peligro es acoger únicamente a una invitada. Si miramos sólo a la esperanza las adversidades serán insoportables y si vivimos en el miedo la depresión y el desánimo pueden inundarnos. Escuchar a ambas emociones ayuda a transitar mejor el proceso y a aceptar nuestros sentimientos, sean los que sean.

Los seres humanos nos enfrentamos en muchas ocasiones a situaciones que nos generan opiniones encontradas, y podemos gestionarlas perfectamente. Ante un tratamiento de fertilidad es lógico sentir esperanza y querer ser positiva y al mismo tiempo tener miedo de que no salga bien y tener que afrontar un test negativo.

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Autor

 Cristina Enjuto
Cristina Enjuto
Terapeuta Gestalt & Master-Trainer Profesional de la Programación Neurolingüística (PNL)
Terapeuta Gestalt y Máster en PNL por el Institut Integratiu de Barcelona. Sesiones individualizadas de terapia y crecimiento personal para mujeres y hombres. Formación como psicoterapeuta corporal y psicoterapia integrativa. Más sobre Cristina Enjuto

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