Los efectos adversos del tabaco sobre la salud están bien documentados y la información disponible es amplia. De la misma forma, hay una clara relación entre el tabaco y una reducción de la fertilidad femenina.
El hallazgo de nicotina y cadmio en el líquido folicular de mujeres fumadoras demuestra que todas estas sustancias tóxicas del tabaco tienen acceso a los óvulos. Se ha demostrado que el tiempo medio necesario para conseguir un embarazo es mayor en mujeres fumadoras que en no fumadoras. Además, está claro que fumar durante el embarazo se asocia a complicaciones durante el mismo, entre ellas aborto espontáneo, placenta previa, rotura prematura de membranas, parto prematuro y bajo peso del recién nacido.
Por todo esto, lo ideal para una mujer que busque el embarazo es abandonar el tabaco cuanto antes. El efecto deletéreo sobre los óvulos no será recuperable, de forma que, en caso de precisar de técnicas de reproducción asistida, muy probablemente el número y calidad de los óvulos obtenidos será menor de lo que correspondería a una mujer de la misma edad.
Sin embargo, hay estudios que postulan que el tabaco tiene también un efecto sobre la receptividad endometrial. Es posible, aunque no existen evidencias claras, que este efecto pueda revertirse al abandonar el tabaco, por lo que tendría sentido dejar de fumar por lo menos un ciclo antes de empezar a buscar la gestación.
Lo que está claro es que una vez embarazada, hay que evitar al máximo el tabaco, para facilitar una placentación correcta y no exponer a riesgos al bebé.