Los responsables de elegir a la donante en una clínica tienen en cuenta en primer lugar la compatibilidad del grupo sanguíneo con la receptora. A continuación, se comparan las características fenotípicas como la raza, el peso, la estatura, el color del pelo y de los ojos. Por tanto, sí que suelen haber parecidos entre la madre y el futuro hijo.
Además, aunque la genética es importante en el desarrollo del bebé, la educación y el entorno juegan también un papel destacado en la formación de la personalidad y el carácter.
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