El prolapso genital es la salida o herniación de uno o más órganos pélvicos a través de la pared vaginal y los genitales externos. Su frecuencia en edades reproductivas es menor, ya que suele ser una patología más habitual en la menopausia. Se han reconocido ampliamente los factores de riesgo como posibles causas: multiparidad, traumatismo obstétrico, periodos expulsivos prolongados, obesidad, lesiones sacro-nerviosas, neumopatías crónicas, deficiencia de estrógenos, etc.
El prolapso uterino en una mujer joven y que coincida con una gestación es un hecho casi excepcional, siendo que hasta 1968 sólo se habían registrado 233 casos. La mayoría de casos relatados en la bibliografía acontecen en años previos a 1970, por lo que la modernización de la obstetricia de los últimos años ha hecho que esta situación sea aún más infrecuente en nuestros días.
Las principales complicaciones del prolapso uterino durante el embarazo son el aborto (15-21%), amenaza de parto prematuro (18%), dolor pélvico, leucorrea, incarceración uterina, retención de orina y aumento de las infecciones de orina.