El scratching del endometrio consiste en un pequeño raspado de la cavidad del útero. Normalmente, esta técnica se realiza en la fase lútea previa a la transferencia embrionaria.
Este procedimiento podría estar indicado en pacientes que hayan tenido transferencias previas sin éxito en las que un problema a nivel del útero es sospechado. A día de hoy, el beneficio de esta técnica no se ha conseguido demostrar de manera clara, por lo que su aplicación debe fundamentarse en un estricto criterio médico.
A modo orientativo y hablando en líneas generales, el scratching endometrial puede estar aconsejado en mujeres que se hayan sometido a dos o más transferencias de embriones de alta calidad, a ser posible con un diagnóstico genético preimplantacional (PGT-A) realizado, y con el resto de estudios de fallo de implantación realizado normal. Aún así, es preciso aclarar que debemos analizar cada caso y estudiar a cada paciente de forma individual y personalizada para tomar la decisión de llevar a cabo este tratamiento.
¿Qué buscamos conseguir con este “raspado” del endometrio? Hay estudios que relacionan esta lesión con la liberación de factores de crecimiento, sustancias químicas y diversas hormonas que pueden producir un mejor crecimiento endometrial en el siguiente ciclo, con un endometrio más “receptivo” y preparado para la implantación embrionaria.
Además del dudoso beneficio ya comentado de esta técnica, hemos de tener en cuenta que el scratching del endometrio es una técnica invasiva. Este procedimiento ha de realizarse en quirófano y en la mayoría de ocasiones bajo una sedación suave para evitar molestias de la paciente. Tenemos siempre que informar a la paciente de las posibles (aunque poco probables) complicaciones derivadas, como hemorragia importante o infección. Siempre llevamos a cabo el scratching endometrial de manera cuidadosa y verificando que el sangrado producido sea controlado, pero no deja de ser una intervención no exenta de este tipo de riesgos.