La hiperestimulación ovárica es una complicación muy importante que puede ocurrir en pacientes sometidas a tratamientos de estimulación ovárica. Los factores de riesgo serían el desarrollo de >15 folículos y los niveles elevados de estrógenos. Sin embargo, el factor desencadenante del síndrome de hiperestimulación ovárica es la administración de HCG. Esta es la hormona que se utiliza para inducir la maduración final de los óvulos y la ovulación, cuyo nombre comercial más conocido es Ovitrelle.
Lo que produciría la HCG es la liberación de toda una serie de sustancias que provocan la salida de agua y proteínas desde el interior de los vasos sanguíneos a la cavidad abdominal. La consecuencia es una disminución del volumen de líquido que hay dentro de los vasos sanguíneos, responsable de los síntomas del síndrome de hiperestimulación ovárica: bajada de tensión, disminución de la orina, acumulación de líquido en el abdomen (ascitis), aumento de la viscosidad sanguínea y alteración de los componentes de la sangre.
En un tratamiento de inseminación artificial (IA) es poco frecuente que ocurra el síndrome de hiperestimulación ovárica, ya que se suelen utilizar dosis de medicación hormonal bajas. La principal razón de ello es que en la IA, a diferencia de la FIV, sólo se pretende conseguir el crecimiento de entre 1 y 4 folículos.
Es cierto que las mujeres con síndrome de ovario poliquístico pueden responder de forma exagerada incluso a dosis muy bajas de medicación. Sin embargo, si durante un tratamiento de inseminación artificial crecen más de 3-4 folículos (o incluso menos dependiendo de las características de la paciente) el ginecólogo indicará la cancelación del tratamiento para evitar el riesgo de embarazo múltiple. De este modo, al no administrar la HCG no se llegará a desarrollar el síndrome de hiperestimulación ovárica.