Instituto Europeo de la Fertilidad Valladolid responde a nuestros lectores
El recuento bajo de espermatozoides puede ser causado por distintos problemas de salud y tratamientos médicos. Entre ellos, se encuentra las infecciones urogenitales que provocarían una infección seminal, que constituyen la causa más común de infertilidad masculina.
Este tipo de infecciones incluye la orquitis, la epididimitis, la prostatitis, la vesiculitis y la uretritis. En la muestra seminal la presencia de leucocitospermia y bacteriospermia pueden afectar la concentración, motilidad y morfología del espermatozoide.
El seminograma reflejará su presencia debido al cambio en las características seminales por el establecimiento de los microorganismos en el tracto genital y su multiplicación.
La espermatogénesis, la maduración y el transporte del espermatozoide por la vía seminal pueden ser afectados por la infección. No solamente el sitio de la infección sino también el tipo de microorganismo causante de la infección urogenital es importante para el diagnóstico y tratamiento.
El teratoma es el tumor neonatal más común (aproximadamente 25% de todos los tumores que se presentan en el neonato) y es el tumor de células germinales más frecuente en los niños. Son más frecuentes en el género femenino con una razón femenino/masculino de 3:1. Se localizan mayoritariamente en la región sacrocoxígea.
Una vez determinada la causa de la hiperprolactinemia, se procede a la normalización de la prolactina (PRL). Con un manejo adecuado, la mayoría de las mujeres pueden embarazarse.
La bromocriptina y la cabergolina son fármacos que se utilizan para el tratamiento y no son teratógenas.
En caso de macroadenomas cercanos al quiasma óptico y que no presentan una significativa reducción del volumen tumoral con agonistas dopaminérgicos, la mejor opción terapéutica previa a la gestación es la cirugía transesfenoidal.
Conocer la calidad de los óvulos antes de someterse a un tratamiento de fertilidad es muy complicado y no hay pruebas para ello. Lo que sí podemos hacer es una aproximación en la cantidad de óvulos que podemos esperar. Hay varias pruebas, aunque las principales son la medición de la hormona antimülleriana o el recuento de folículos antrales en una revisión de ultrasonido. Con estas dos pruebas, un ginecólogo puede darle una idea de su reserva ovárica.
La mejor manera de comprobar la calidad de los óvulos es mediante un ciclo de fecundación in vitro. Este ciclo permite observar de forma directa la respuesta de los ovarios ante la estimulación hormonal. Tras la estimulación ovárica, el ginecólogo contará los folículos que posean buen tamaño y estén desarrollados. Tras la extracción, el biólogo observa los ovocitos bajo el microscopio y analizará la calidad en función de su forma y las características de su citoplasma.
Varios estudios han demostrado que las alteraciones morfológicas de los ovocitos se asocian a una peor tasa de embarazo.
Antes del primer paso en los ciclos de FIV o ICSI (terapia hormonal), puede administrarse un pre-tratamiento con un anticonceptivo, lo más frecuente es el de vía oral.
Un AOC (anticonceptivo oral combinado) contiene tanto progestágeno como estrógeno, como también lo tiene el anillo vaginal que también se podría utilizar previo al tratamiento de fertilidad.
También se podría implementar un pre-tratamiento con un progestágeno o un estrógeno solos antes de la terapia hormonal. Estos pre-tratamientos suprimen la producción de hormonas por parte de la paciente. Por lo tanto, pudieran mejorar la respuesta de la mujer a la terapia hormonal en los ciclos de FIV/ICSI. De esta forma, podrían disminuir los eventos adversos como la formación de quistes (bolsa llena de líquido que se desarrolla en el ovario) y el número de pérdidas de embarazos, y podrían mejorarse los resultados de embarazo.