El camino del espermatozoide hasta el óvulo no es fácil, sino todo lo contrario. Por ello, es necesario que haya una buena cantidad de espermatozoides móviles porque únicamente uno, el más rápido y hábil, alcanzará el óvulo para fecundarlo.
A lo largo de este camino, los espermatozoides tienen que atravesar una serie de barreras y obstáculos. Uno de ellos es el pH de la vagina, ya que es bastante ácido. Además, la mujer genera una reacción inmunológica frente a los espermatozoides, detectándolos como extraños.
Por otra parte, el moco cervical de la mujer varía según el momento del ciclo en el que se encuentre. Durante la fase de ovulación, el moco cervical es más líquido y permite el paso de los espermatozoides. En cambio, durante la fase lútea o preovulatoria, el moco cervical es denso. Esto dificulta el paso de espermatozoides.
En cualquier caso, el aparato reproductor femenino también supone una barrera física para los espermatozoides. Estos tienen que atravesar diversas estructuras en el cuerpo de la mujer hasta encontrarse con el óvulo en las trompas de Falopio.
