Transferir los embriones en el mismo ciclo en el que se han estimulado los ovarios puede conllevar la desestructuración del endometrio, ya que estaría estimulado por varios folículos y esto podría dar lugar a una pérdida de receptividad.
Por esta razón, cada día son más las transferencias embrionarias que se hacen en diferido, es decir, en un ciclo posterior a la estimulación ovárica. En este caso, los embriones son congelados a la espera de un nuevo ciclo en el que el endometrio esté óptimo para la implantación.
La transferencia de embriones criopreservados puede hacerse en un ciclo natural o en un ciclo sustituido, con aporte de hormonas exógenas.
En el caso del ciclo natural, se aprovecha el crecimiento natural del endometrio a lo largo del ciclo menstrual, con lo que se consigue evitar los efectos secundarios de la medicación, disminuir el nivel de estrés en la paciente y, además, tener un gasto económico menor.
