En condiciones normales en el varón la GnRH (hormona liberadora de gonadotrofina) se libera de manera pausada y pulsátil, regulando las hormonas de la pituitaria, la FSH y la LH. La LH y la FSH tienen un efecto regulador sobre el testículo y, por lo tanto, sobre la liberación de las hormonas sexuales como la testosterona.
A su vez, ésta última tienen un efecto regulador sobre la GnRH, cerrando así el ciclo hormonal. Todas las hormonas deben trabajar dentro de un rango de concentración donde son funcionales, si sus concentraciones se encuentran tanto por encima como por debajo de éste la fertilidad puede verse aceptada.
En un hombre con elevados niveles de estrés, se ha visto concentraciones elevadas de cortisol en sangre (la hormona del estrés). Las elevadas concentraciones de ésta, interactúan alterando la frecuencia de las pulsaciones de GnRH y, por lo tanto, desregulando el resto de hormonas del eje hipotálamo-hipófisis-testículo.
Como resultado, las concentraciones de testosterona en el testículo pueden verse reducidas, viendo comprometida la espermatogénesis (la creación de espermatozoides).