Para la formación de los espermatozoides, el hipotálamo (localizado en la corteza cerebral) da la orden a la hipófisis (una glándula con forma de guisante bajo el cerebelo) y ésta segrega las hormonas necesarias para la formación de los espermatozoides o espermatogénesis: las hormonas LH y FSH.
La formación de los espermatozoides se acompaña con un aumento de la concentración de la hormona testosterona, que actúa sobre el hipotálamo frenando la secreción de las hormonas LH y FSH, y así se controla la espermatogénesis.
La administración de esteroides anabólicos por vía oral o parenteral provoca un bloqueo continuo de la formación de espermatozoides debido a la alta concentración de testosterona. Por ello, estos hombres sufren esterilidad temporal.