Sí, es posible tener un aborto retenido en un tratamiento de FIV con óvulos de donante.
Definimos aborto como la pérdida embrionaria o fetal no inducida antes de la semana 20 de la gestación. El aborto retenido o diferido se caracteriza por la detención de la gestación sin expulsar de forma espontánea el embrión o el feto y que suele ocurrir, generalmente, entre el segundo y tercer trimestre del embarazo.
Como sucede con otro tipo de abortos espontáneos, una de las causas principales es la alteración genética o cromosómica en el desarrollo del feto. Asimismo, las infecciones, las afecciones endocrinas, hormonales o los problemas en el útero o en el cuello uterino pueden provocar también un aborto en las primeras semanas de gestación.
El riesgo de aborto es de alrededor del 25 % a partir de los 35 años, mientras que este aumenta hasta un 50 % en las mujeres de más de 40 años. Si aplicamos estos porcentajes a la ovodonación sabemos que el riesgo de aborto en ovodonación se sitúa en un 25% porque los ovocitos provienen de mujeres que no superan los 35 años. Así que puede ser normal en un tratamiento de ovodonación tener un aborto retenido.