El endometrio, que es la capa más interna del útero, va sufriendo cambios a lo largo del ciclo menstrual en función de la concentración de estrógenos y progesterona en cada etapa. Al inicio del ciclo menstrual, las hormonas sexuales disminuyen su concentración y esto provoca la descamación del endometrio con la menstruación. A continuación, el endometrio volverá a engrosarse y a sufrir cambios en su composición a medida que aumentan los estrógenos y la progesterona.
Después de la ovulación, en la fase lútea, el endometrio tiene un aspecto trilaminar y se vuelve receptivo. Esto aumenta las probabilidades de implantación del embrión una vez que éste llega al útero. Si finalmente no tiene lugar el embarazo, el endometrio vuelve a desprenderse y se inicia un nuevo ciclo menstrual.