La mayoría de los miomas que no causan síntomas se detectan en los controles ginecológicos rutinarios, mediante examenes pélvicos y ecografías. También pueden diagnosticarse mediante una histeroscopia, que consiste en introducir una cámara por el cuello uterino para visualizar el interior de la cavidad.
Otro método que permite hacerlo es la laparoscopia, que es una técnica más invasiva que consiste en realizar pequeños orificios en el abdomen para introducir una cámara y visualizar el interior de éste.
Tanto la histeroscopia como la laparoscopia pueden utilizarse también para realizar una miomectomía (extracción de los miomas) en el caso de que sea necesario.
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Por Dra. Carmen Ochoa Marieta (ginecóloga), Marta Barranquero Gómez (embrióloga) y Rebeca Reus (embrióloga).
Última actualización: 02/10/2020