De forma natural, el moco cervical y el aparato reproductor femenino se encuentran a un pH ácido comprendido entre el 4,5 y 5. Este pH hace que la supervivencia de los espermatozoides sea limitada, y estos solo pueden sobrevivir en él cerca de 3-5 días.
Este mecanismo de acción pone unos límites para que el espermatozoide que fecunda el óvulo siempre sea recién eyaculado y que la fecundación no se dé por un espermatozoide que lleve demasiado tiempo en la cavidad uterina.
Sin embargo, en ciertas condiciones en las que nos encontramos con un moco cervical demasiado ácido, por debajo de 4.5, los espermatozoides no consiguen sobrevivir al paso por este moco cervical.
Esto impide que los espermatozoides pasen a la cavidad uterina y puedan fecundar el óvulo. En estos casos, cuando esta alteración es detectada, a la pareja se le puede realizar un tratamiento de inseminación artificial para colocar los espermatozoides directamente en la cavidad uterina. De esta forma, se evita el paso de los espermatozoides por el moco cervical ácido.