El reloj biológico es el encargado de determinar algunos aspectos de los humanos, como por ejemplo la maternidad. Gracias a los avances de la ciencia se puede retrasar la edad para convertirse en madre. Esto significa que se puede parar el reloj biológico de la mujer preservando su fertilidad, es decir, vitrificando sus óvulos joven. De este modo, cuando la mujer decida cumplir su deseo de ser madre, puede desvitrificar estos óvulos y someterse a un tratamiento de fecundación in vitro (FIV). Sin embargo, estos ovocitos mantienen las mismas características que cuando se criopreservaron, por lo que la posibilidad de embarazo será similar a si hubiera quedado embarazada en ese momento.
En cualquier caso, cabe destacar que la capacidad reproductiva de la mujer se reduce conforme avanza el tiempo. La cantidad y la calidad de sus óvulos disminuye, especialmente a partir de los 35 años.